Una triste impresión


Hace apenas unos cuatro o cinco meses era un no parar. A diario. Y no sólo una vez. Hubo noches memorables, donde caían hasta tres o cuatro. Y no un aquí te pillo aquí te mato, no. Aquello sí que era una buena cola de impresión.
Ahora no le hace mucho caso. Al menos, no como antes. Ni tan a menudo. No parece importarle su estado, ni se molesta en atender sus necesidades. Se insinúa constantemente, no para de mandarle continuos avisos de alerta. No sabe qué más puede hacer.
Cada día tiene una impresión más pobre sobre casi todo. Así como lila apagado, tirando a rosa grisáceo.

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